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El fuego en la cultura

El origen de la Humanidad y su lugar en el Cosmos.

Se estima que el fuego es controlado por la humanidad desde hace dos millones de años.

Esa es la fecha donde sitúan los primeros vestigios encontrados en las excavaciones arqueológicas y paleontológicas más antiguas, en donde se hallaron las primeras especies humanas con restos de madera carbonizada y los primeros útiles tratados con fuego.

Que se sepa, el empleo del fuego era al comienzo defensivo frente a predadores en la oscuridad de la noche.

Toda protección era poca incluso en los primeros grupos de organización humana donde se pasaba la noche agrupados para hacer protegerse.

La fragilidad del cuerpo humano siempre ha sido patente cuando se confrontaba con especies más robustas. Así aunque no se ha constatado porque no hay modo, en algún momento, el fuego estuvo siempre encendido para poder ver en la oscuridad y también para alejar a esas especies que cazaban de noche cuyo fuego ahuyentaba.

En poblaciones más modernas a esas primeras que se ha mencionado, sí hubo un centro de reunión y más adelante una delimitación del asentamiento ocupado en donde había individuos en la zona limítrofe para ocuparse en turnos de estos peligros que acechaban.

El fuego después se empleo también para la creación de armamento que en unos casos sería dedicado a la caza y en otros a la propia defensa.

Para este fin, se endurecía la punta de varas de maderas las cuales eran enormemente eficaces a ese propósito proporcionando mayor ventaja por la dureza de las puntas pudiendo atravesar con mayor facilidad el cuerpo de la presa, o bien para infligir mayor daño al que se consideraba enemigo.

El fuego en sí se puede considerar uno de los mayores logros de la humanidad gracias al cual estamos donde estamos hoy en día. No obstante en sí invento, seguro que no fue.

Uso del fuego en la preparación de alimentos.

Habría miles de ocasiones en que esos fuegos producidos naturalmente fueron observados y en un momento dado se trató de preservar en algún recinto de manera que sería protegido el mayor tiempo posible.

No obstante ese sistema era demasiado frágil y la Humanidad no lograría una independencia en este sentido hasta lograr producirlo, bien por fricción entre maderas y yesca o produciendo chispas con piedras, por ejemplo las conocidas de sílex o pedernal  que son cuarzo.

Desde entonces el fuego se ha usado para casi todo. Desde aquel momento, al igual que el agua, el fuego se convirtió en un bien básico.

Desde entonces se ha usado para tener luz en las viviendas, para la cocción de alimentos, para la realización de artesanías, y la creación de herramientas y objetos mediante la metalurgia por citar algunos ejemplos.

Y de la mano del desarrollo de esa metalurgia es como surgen las civilizaciones más prósperas de manera que su control sobre los minerales y ese fuego las daban una ventaja enorme respecto del resto.

De esta manera el fuego se abrió paso en la mente de los hombres agudizando su ingenio e imaginación para crear cosas cada vez más complejas. Así se originaría la tecnología y desde allí las primeras civilizaciones modernas.

Purificación, Rito, y Castigo en la historia y prehistoria humanas

Pero en este camino recorrido durante todas esas generaciones de humanos, no todo fue así de romántico como pudiéramos imaginar en una estampa idílica en donde unos se ayudan a otros.

Puesta de sol bajo las nubes junto a un camino igual de incierto que el futuro de la Humanidad.

Más bien ocurrió lo contrario. Parece que las lecciones aprendidas sobre la convivencia tienen fácil olvido, y la resolución de conflictos al comienzo fueron más cercanos al horror y la falta de dominio por esa carga visceral que desde el origen nos acompaña.

Parece que sí se ha avanzado bastante, pero sin embargo basta echar un pequeño vistazo a la actualidad para descubrir que muchos conflictos se resuelven de manera parecida a entonces, y lo que hace cientos de milenios eran guerras entre pequeños grupos y clanes, ahora lo son entre grandes naciones.

Está claro que esa carga visceral sigue ahí y todos nuestros impulsos y maneras de hacer las cosas, aunque algo más moderados que entonces, parten de aquí. El hambre, la agresividad y los instintos sexuales han sido la clave de la supervivencia humana.

Tal vez esto siga cambiando poco a poco como hasta ahora y esos instintos se vayan adormeciendo hasta llegar a un punto muy en el futuro en el que no nos reconoceremos como humanos. Será esa la consecuencia necesaria de ese paso evolutivo que siempre se ha perseguido pero que ha sido difícil de fijar.

Por eso, el fuego en todo este problema ha sido un motor y generador de dicho cambio, como se ha sugerido, no siempre pacificador y positivo.

El Fuego igual que para avanzar también se ha usado para quemar a personas vivas en la hoguera, como tortura y castigo, para unos, como sacrificio y purificación para otros, en algunos de los períodos más sombríos de la Humanidad.

El fuego se ha vinculado con el mundo sagrado desde siempre, asociado siempre a los dioses casi desde el comienzo para poder explicar un mundo de alguna manera. Desde un punto de vista mágico y mitológico, el fuego en sí era un Dios vivo, al igual que otros muchos elementos como el agua, la tierra y el aire.

Se trató de un mundo tan alejado de nosotros que no se sabe casi nada, en donde los modos de vida se regían por unos códigos distintos a los nuestros y en donde todo respondía a un universo propio que trataba de dar respuesta a las inquietudes del Ser Humano desde que comenzó a tener conciencia de ello.

Se trataba de los primeros pueblos que se buscaban así mismos hace más de doscientos mil años. Antes incluso, medio millón de años atrás, se entiende que había primeras poblaciones pero tan alejadas en el tiempo de nosotros que no quedan, nunca mejor dicho, ni las piedras de todo aquello.

Hace esos dos millones de años que se mencionaban como la edad de los primeros restos de usos del fuego de que se tiene constancia, es el tiempo referido a los homínidos de entonces, que con rasgos semihumanos apenas los reconoceríamos como parecidos a nosotros.

De todas las líneas genéticas heredadas desde entonces hasta conducir al día de hoy, sólo ha sobrevivido una de las tres líneas genéticas que convivían y que se consideraban humanas, y el dominio del fuego así como los usos que se le dieron tuvieron mucho que ver en ese cambio evolutivo.

Usos del fuego en trabajos de metalurgia.

Una prehistoria que ni siquiera podemos imaginar en donde no se sabe casi ni lo que ocurrió. Se habla en paleontología, etnología y antropología de todos aquellos grupos que existían separándolos en el tiempo en bloques de 20.000 y 50.000 años.

Imaginemos si se nos hace largo todo lo que vivimos en un año cuánto debería parecernos 20.000 años. En la cuarta parte de ese tiempo más reciente ha habido, que se sepa, cientos de civilizaciones un poco más próximas a la historia en una prehistoria de la que queda casi nada o nada.

Sería increíble poder averiguar todo lo ocurrido de los últimos 10.000 años hacia atrás. Seguramente nos sorprenderíamos con esos hallazgos de esos humanos que muy seguro mediante complejas maneras de organización no nos parecerían tan primitivos como se cree. Lo que ocurre es que es mucho tiempo y casi nada ha resistido hasta hoy.

Así por desconocerlo y por su ausencia de restos, situamos estos pueblos en un nivel muy bajo de desarrollo. Tal vez no fuera así y esos pueblos fueran civilizaciones más avanzadas de lo que pudiéramos imaginar. Pero sin pruebas de ello, son eso, sólo imaginaciones.

La cosa sin embargo se aclara un poco acerca de los últimos 5.000 años aunque sólo un poco. Si hay dudas incluso acerca de hechos ocurridos hace 1 año, podremos establecer la dificultad de reflejar a nivel prehistórico qué ocurre en estas fechas.

Es ese mismo conocimiento casi perdido, igual a unas brasas casi apagadas de ese primer fuego encendido hace dos millones de años, lo que tratamos de preservar.

En 1894 fue encontrado en unos cerros cercanos a la localidad de Ciempozuelos al Sur de Madrid, un asentamiento primitivo con restos humanos y utensilios propios de aquella época.

Cerros en Ciempozuelos donde se descubrió el "Vaso Campaniforme" de la Edad del Bronce.

Se trataba de un lugar áspero, desértico, casi sin vegetación, y muy árido en medio de un paraje aislado. Sin embargo no siempre fue así. Aquel lugar era muy rico y fértil de manera que estos grupos humanos allí asentados, disponían de innumerables recursos. Ahora el clima sin embargo es bien distinto.

Se halló el conocido "vaso campaniforme" que por su tecnología se convertiría en un referente para situar aquella cultura  de la Edad del Bronce en un tiempo muy anterior al nuestro, hace varios milenios, en donde ya había una gran complejidad y desarrollo en sus modos de vida y que se extendía por toda Europa y parte de Asía.

Su avanzado conocimiento, el desarrollo de relaciones comerciales y su expansión por un territorio cada vez más amplio, terminarían milenios después dando paso a las civilizaciones recientes.

El fuego se ha usado en numerosas culturas para incinerar cuerpos en ritos de despedida de los difuntos cuyos restos eran guardados en "urnas" igual que en la actualidad se realizan las incineraciones en los camposantos. Está datada la existencia de una cultura anterior de hace tres mil años que incineraba a sus parientes para después depositar esas cenizas dentro de una urna que posteriormente enterraban en lo que hoy se conoce como "campo de urnas", que sería lo más parecido a un cementerio de hoy en día.

Los ritos similares más cercanos que se recuerdan son los que hasta hace unas décadas se practicaban en pueblos costeros de Galicia en España en lo que parecen ser los últimos vestigios de "pueblos castrenses" emparentados con el mundo Celta, un pueblo que desapareció con el surgimiento de los Romanos.

Ese espíritu de conservación y preservación del recuerdo está muy patente en todas las culturas desde siempre.

Así el fuego como todo, ni es bueno ni malo sino que depende del uso que se le dé. Como pasa con casi todo, depende de las personas.

Incendios en la historia de la Humanidad

Sin embargo el fuego no siempre fue un aliado y se ha relacionado con frecuencia con el desastre y el peligro.

A lo largo de las historia de la Humanidad hubo incendios de todo tipo, ya fueran forestales como los actuales, o bien en viviendas y ciudades.

http://jardinesdesemiramis.com/incendios/

Incendios en períodos de paz y de guerra, en unas culturas u otras civilizaciones. Desastres hubo siempre y el fuego figura, por su proximidad a la persona, entre los protagonistas de los mayores catástrofes que se recuerdan ocasionadas por el fuego, ya fuera por accidente, por causas naturales , o de manera intencionada.

Entre éstos cobraron especial relevancia aquellos vinculados a las ciudades como por ejemplo el incendio de la ciudad de Roma. O bien el incendio de numerosas bibliotecas como por ejemplo la de Alejandría entre muchísimas otras.

El fuego como se ve nos da grandes ventajas pero siempre se asocia al peligro y tras de sí lleva adosado fama de provocar pérdidas irremplazables. Libros que jamás sabremos qué decían, obras de arte y arquitectónicas que sólo se conocen de oídas, y también enormes bosques que se quemaron sin que nadie pudiese hacer nada. De estos últimos casi no quedó constancia.

Dramático fue para la humanidad este tipo de pérdidas que se mencionaban en donde esa clase de incendios que arrasaron con bibliotecas enteras, únicas en el mundo fue semejante a si nos borrasen la memoria y la mente. Mucho de lo que se quemó era único y no hay modo de recuperarlo.

Helicóptero en tareas de extinción de incendios.

Peor aún han sido esos momentos de la historia donde proliferaron la quema de libros intencionada por ideologías, por fanatismos, por demencia, y otros delirios.

Igual que el fuego dio iluminación a la humanidad hacia el conocimiento también se volvió en contra sumergiéndonos en períodos de tinieblas en donde el fuego arrasó todo ese conocimiento y lugares construidos, pero no por voluntad del fuego sino por la nuestra.

Aplicaciones Agrícolas del Fuego

El fuego también ha sido un aliado muy valioso en otros aspectos.

En la antigüedad los pueblos seminómadas realizaban quemas en los pastos para, de modo rotativo, utilizarlo en labores agrícolas. Estos pueblos se movían por regiones de manera cíclica cultivando la tierra.

Una manera de fertilizar la tierra consistía en incendiar sectores muy amplios de terreno. Después, más adelante, estos pastos secos que se habían quemado incorporaban sus numerosos nutrientes al suelo permitiendo una mejor cosecha con aquello que se plantaba después.

Esta práctica se utiliza aún en numerosos pueblos de Asia y África como clave de éxito en sus cultivos situados en terrenos pobres.

También hoy tienen lugar estas quemas de manera controlada para prender rastrojos y los restos de cultivos ya recogidos, como hojas, tallos y troncos, para por una parte recuperar los nutrientes de estos restos y por otro lado para conseguir despejar el terreno.

Quemas agrículas controladas durante el otoño.

En grandes regiones cercanas a la selva sobre todo en América del Sur se lleva a la práctica este tipo de incendios previa tala de los árboles del terreno. De esta manera se obtienen enormes extensiones de terreno que pasan a convertirse de selva a praderas y posteriormente campos de cultivo.

Sin embargo esta práctica genera pobreza a medio y largo plazo porque termina con los bosques tropicales y sólo genera una riqueza breve y puntual donde se da prioridad a actividades ganaderas, llevándonos a discutir acerca de las políticas agrícolas y ganaderas más convenientes en un marco de desarrollo sostenible.

También el fuego ha sido la mejor manera, como antaño, de hacer frente a numerosas plagas, parásitos e incendios en situaciones difíciles donde no cabía otra solución, donde el suelo quedaba literalmente purificado.

Así como se ha podido ver a lo largo del artículo, el fuego ha ocupado varias funciones y roles.

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autor del artículo:

Jesús Pablo Alonso García

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2 comentarios en “El fuego en la cultura

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