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Las Lágrimas de San Lorenzo

Ilustración de Lluvia de Estrellas. Autor: Jesús P. Alonso G.

Todos los años el día 10 de agosto en que se celebra la festividad de San Lorenzo, tiene un lugar un acontecimiento astronómico interesante.

Ese diez de agosto sucede una "lluvia de estrellas" durante toda la noche.

Es un fenómeno que se ha visto en todas las épocas algo que ha llenado de romanticismo y literatura numerosos escritos.

El hecho casi milagroso y divino de ver señales en el cielo se han atribuido siempre a sucesos insólitos, presagios y profecías.

Si un objeto incandescente cruzaba el cielo en tal o cuál dirección, se buscaba en aquello una justificación y explicación que por un lado podría ser de mal augurio y por otro una señal de que algo maravilloso iba a suceder.

En textos de todas las épocas se han reflejado desde la antigüedad estos hechos destacados y su atribución a alguno de estos fenómenos.

Por un lado era algo que legitimaban los sabios, asesores reales, magos, brujos y hechiceros de todas las culturas, y a su vez era reforzado por la creencia popular.

Tradición, Religión y Ciencia

San Lorenzo fue un mártir cristiano que sufrió martirio el 10 de agosto en la ciudad de Roma donde fue quemado vivo en una hoguera.

Aquello ocurrió en el año 258 y dice la tradición y leyenda, que esas estrellas que se ven el día 10 de agosto desde entonces, son sus lágrimas de dolor caídas desde el cielo por la tortura sufrida.

También, a través de la Mitología griega, se explica este fenómeno estelar. Según la leyenda el fenómeno respondería a la concepción de Perseo por Zeus con Danae, mediante una tormenta dorada la cuál dejó a Danea en cinta a pesar de estar en una torre encerrada por su padre, el rey de Argos, para evitar que aquello sucediese.

Desde entonces el fenómeno es un recordatorio de lo que sucedió, precisamente sobre la constelación de Perseo.

La explicación científica sin embargo está en los restos de la cola del cometa Swift-Tutle que pasa muy cerca de La Tierra cada 135 años, los cuáles atraviesan la órbita terrestre.

Cometa ISON. (C) NASA/MSFC/Jacobs Technology/ESSSA/Aaron Kingery

Se sabe ya de la existencia de esta lluvia de estrellas desde el año 36 a través de registros en china, y sí tiene de mitológico que se sitúa en la constelación de Perseo denominándose a dicha lluvia "Perseidas".

No obstante aunque la mayor intensidad de esta lluvia se produce el día 10 de agosto por la tradición del Santo, el fenómeno en realidad sitúa su máxima actividad entre el día 11 y el día 13 sobre todo, pero es ya visible desde comienzos de 17 de julio hasta el 24 de agosto.

Hay que tener en cuenta que la nube de polvo dejada por el cometa corresponde a una distancia equivalente a la que cubre la Tierra en su órbita alrededor del Sol en más de un mes de desplazamiento, y eso son muchos millones de kilómetros.

Por Mitología o por el Santo, no cabe duda de que hay bastante de milagroso en todo este asunto por el hecho de que no halla chocado La Tierra con dicho cometa en su viaje alrededor del Sol durante millones de años.

El cometa en sí está muy lejos pero en astrofísica nada es definitivo y todo puede sufrir alteraciones. Ya el hecho de atravesar su nube de escombros es un contacto visible en donde millones de sus partículas caen a La Tierra atraídas por la fuerza gravitatoria y que por su fricción y rozamiento con la atmósfera terrestre se funden en pocos segundos.

Los cometas son astros parecidos a los asteroides pero se diferencian primero en su órbita, la cuál es mucho más cerrada y escéntrica, y segundo en su composición química la cuál contiene abundante hielo.

Estos cometas se acercan al sol de modo que se calientan y pierden parte de su superficie en cada pasada dejando tras de si, millones de toneladas de materiales rocosos y metálicos de pequeño tamaño.

Esa materia desprendida es lo que se conoce como cabellera y es visible la parte visible del cometa cuando está próximo al Sol.

Esos materiales desprendidos quedan allí flotando y moviéndose en dirección opuesta al viento solar de modo que en todo el Sistema Solar se pueden encontrar multitud de restos de otros muchos astros de este tipo.

En el caso de la lluvia de estrellas en la noche de San Lorenzo, La Tierra siguiendo su órbita, literalmente se estrella contra estos escombros que quedaron allí suspendidos, y esa arenilla y polvo caen a la atmósfera fundiéndose como se explicó antes, en trazas de distintos colores.

Meteoro en la Noche. (C) NASA/Bill Ingalls

Composición de las lluvias estrellas

A nivel astronómico y astrofísico es necesario estudiar este tipo de fenómenos para saber más acerca del origen del sistema solar.

Puede parecer que se sabe ya todo pero no es así. Todas las teorías que existen actualmente están basadas en cálculos físicos, matemáticos y sobre todo pruebas físicas.

Así, la obtención de una nueva prueba viene a confirmar la teoría actual o bien a dar un enfoque distinto y más profundo.

Aunque parezca mentira son sólo 54.000 los meteoritos encontrados hasta hoy. De ellos 38.000 se encontraron en suelo antártico.

Esto quiere decir que se conoce muy poco sobre el tema y además su conocimiento es muy reciente. La exploración moderna de la antártica como sí, solo lleva en marcha cinco décadas mediante exploraciones científicas, y todos esos meteoritos se encontraron y estudiaron recientemente.

Los otros 16.000 han sido encontrados fuera del continente helado lo que en líneas generales no es mucho, más bien es muy poco. Con estos datos se puede ver que se sabe poco y además reciente.

En esa búsqueda de nuevas pruebas, se siguen realizando labores de expedición científica para el hallazgo de estos cuerpos procedentes del espacio, cuya caída se produjo en el presente o bien hace miles de años.

La diferencia que existe entre esos cuerpos celestes caídos del cielo son sobre todo su tamaño y composición.

Según su tamaño responderán a varias clasificaciones de manera que los cuerpos más grandes por debajo de un planeta o una luna son los llamados asteroides siendo su tamaño mayor a 50 metros de diámetro.

Por debajo de 50 metros se denomina meteoroide.

Ilustración del Cometa Halley. Autor: Fahad Sulehria - Web: www.novacelestia.com

Estos cuerpos se localizan lejos de la tierra en el Espacio pero alguna vez alguno se ha acercado bastante, a distancias incluso menores que la existente entre la Luna y la Tierra, y que afortunadamente pasó de largo.

Pero las lluvias de estrellas o estrellas fugaces son cuerpos muchísimo más pequeños del tamaño de micras o milímetros. Son los denominados meteoros y se sitúan sobre los 100 kilómetros de altura.

Cuando un meteoro es muy luminoso y se puede observar durante varios segundos se denomina bólido. Se trata de cuerpos de mayor peso con un tamaño parecido al de una cereza o una ciruela pequeña.

Estos bólidos iluminan el cielo de modo visible dejando una estela enorme de fuego tras de sí a una altitud inferior a los 50 kilómetros de altura, muy cerca de la superficie.

Muchos de estos bólidos pueden ser de mayor tamaño pero menor densidad, de tipo terroso, de modo que producen una gran estela de fuego que finaliza haciéndose añicos por la presión y la temperatura, creando otros cuerpos pequeños que se desintegran en pocos segundos.

Si uno de estos bólidos impacta en el suelo, se pasa a denominar meteorito y su tamaño puede ser de lo más variado. Se han recogido muestras de un par de centímetros hasta los dos metros, estos últimos afortunadamente cuando aún la tierra apenas estaba habitada por la Humanidad.

Ilustración de la Formación del Sistema Solar. Autor: Fahad Sulehria - Web: www.novacelestia.com

Sobre el color de su luz lo que abunda es el blanco pero existen muchísimos tonos como el blanco amarillento, rojizo, anaranjado, verde, y blanco azulado.

Este color responde al tipo de materiales que componen el meteoro cuando emiten luz al entrar en la atmósfera alcanzando temperaturas de entre 1.500 y 2.500 grados.

A través de astrofotografías realizadas con telescopios, se pueden clasificar estos meteoros en diferentes grupos, que pueden ser sobre todo de tipo rocoso o metálico, analizando la luz de su espectro.

Cada uno de ellos es muy valioso por la nueva información que aporta acerca de su origen lejano.

Todos estos fenómenos son muy breves, con una duración de apenas un segundo, a veces un poco más y a menudo mucho menos.

La velocidad de entrada a la atmósfera de estos objetos puede ser, en el caso de los más lentos, de 12 km/s equivalente a 43.000 km/h, y de los más rápidos, de 72 km/s equivalente a 259.000 km/h.

Y entre otras cosas por eso dura poco, por la suma de su minúsculo tamaño, la temperatura elevada que alcanza, que si no lo funde lo hace "estallar", y su fractura por el contraste térmico en donde pasa de casi el cero absoluto en el espacio exterior ( unos - 270 grados centígrados ) a miles de grados ( unos + 2.000 grados centígrados ).

Ese estallido, en el caso de los "bólidos", es audible. Lo mismo ocurre con los bólidos que se estrellan, produciendo un enorme impacto, convirtiéndose en meteoritos.

Estrella Fugaz sobre base de lanzamiento. (C) NASA/Joel Kowsky

Se dice que en noches de absoluto silencio es posible escuchar esta lluvia de estrellas. Pero suele tratarse de referencias literarias y u otros escritos antiguos en donde se refieren en realidad a los bólidos y meteoritos que cayeron, por el ruido que aquello produjo.

"Los meteoros cuchichean verdes encima nuestro" -  Loren Eiseley [ escritor norteamericano ]

Otras lluvias de meteoros

Las lágrimas de San Lorenzo no son las únicas lluvias de estrellas que podemos ver, porque las hay todo el año. Pero es más fácil observarlas en Verano por tener un tiempo despejado de nubes y por la mejor temperatura ambiental.

Así, la gente ve más estrellas en esta época porque pasa más tiempo al aire libre y de noche.

Cada lluvia de estrellas recibe el nombre por lo general de la constelación dónde aparecen.

Así tenemos las denominadas "Dracónidas" de la constelación del Dragón, las Líridas, en Lira, Acuáridas, en Acuario, Oriónidas, en Orión, y Leónidas, en Leo entre otras.

El paso de cometas cerca de La Tierra y otros planetas es muy frecuente debido a que orbitan miles de ellos alrededor del Sol, con distintos tamaños, siendo testigos visibles de esa formación, aun incompleta, del Sistema Solar.

Radiante de Perseidas. Autor: Jesús P. Alonso G.

Cómo ver la lluvia de estrellas

Este año 2017 se calcula que el máximo de actividad ocurrirá la madrugada del 12 al 13 de agosto.

En este caso las estrellas fugaces aparecerán en un punto denominado radiante que es por donde entran a la atmósfera estas partículas, y que en este caso se situará sobre la constelación de Perseo como todos los años.

Para encontrar ese punto nos podemos servir de la ayuda de un mapa estelar o acudiendo a encuentros de aficionados a la Astronomía mediante Asociaciones Astronómicas cercanas.

De todos modos, bastará con apartarnos de las luces artificiales de la ciudad y mirar simplemente arriba. En seguida descubriremos dónde aparecen.

Este año sin embargo nuestra Luna dificultará la visión de esta lluvia con su potente luz de modo que sólo podremos ver las estrellas fugaces más brillantes.

Una buena pista es situarnos a partir de las 00:30 horas ( siendo ya 11 de agosto )de espaldas a donde se puso el Sol. Después miraremos hacia arriba en un ángulo de 45 grados y desde esa posición giraremos la cabeza hacia la izquierda otros 45 grados aproximadamente.

Según avance la noche, la constelación se situará sobre nuestras cabezas y ya de madrugada descenderá sobre el horizonte hacia Oeste, donde se puso el Sol.

Según las horas habrá una mayor o menor frecuencia, llegándose a ver a lo sumo, tres meteoros por minuto.

Se calcula que serán visibles un centenar por hora teniendo en cuenta las matizaciones anteriores.

También puede suceder que no veamos ninguna en cinco minutos y después varias de golpe. Todo depende del azar. También es posible que si son muy tenues apenas las distingamos aunque hallan caído.

Superficie Lunar llena de Cráteres de Impacto. Autor: Jesús P. Alonso G.

Reflexión

Actualmente no deja de estar explicado el origen de esas luces por la ciencia mediante numerosos datos estadísticos, de probabilidad, de cálculos balísticos y otros estudios acerca de su origen y su posibilidad real de que alguno pudiese alguna vez alcanzarnos.

No cabe duda que seguro nos queda mucho por averiguar aún, pero al margen de todo esto tampoco parecería descabellado y atrevido afirmar que "hemos tenido muchísima suerte hasta ahora".

Quien sabe si el azar para unos, el Universo en sí para otros, y por qué no "la protección del Santo, San Lorenzo", hallan permitido que estemos a salvo hasta ahora.

Hay muchas cosas ahí fuera que aun no conocemos.

Esta lluvia de estrellas no obstante es un espectáculo bien hermoso que nos recuerda el origen de todo.

Esas estrellas fugaces a parte de bonitas son testimonio de una estrella, el Sol, y unos planetas, como La Tierra, que siguen evolucionando aún.

 

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autor del artículo:

Jesús Pablo Alonso García

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