El fuego rodea nuestras vidas.
El dominio del fuego siempre ha ido parejo al poder. Todos los jefes, reyes y mandatarios se han hecho acopio de ello.
En este caso fuego y luz van unidos de modo que simbólicamente son lo mismo y representan la diferencia entre la oscuridad, la ignorancia y el peligro de lo desconocido; del enemigo frente a la claridad, el conocimiento y la protección.
En la actualidad ese mismo significado simbólico se ha trasladado a conceptos modernos como son la electricidad y el armamento ambos como herederos de ese significado ancestral para defendernos de la misma oscuridad, la misma ignorancia y el mismo peligro de lo desconocido, del enemigo.
El fuego en realidad es el dominio de la luz en sí y su calor. Por eso se podría concluir que en la actualidad toda tecnología y armamento son sofisticadas evoluciones de este fuego que siempre se quiso dominar.
Toda la tecnología pasa a día de hoy por el control de la electricidad que no deja de ser un modo de contener y controlar la fuerza del rayo. Esa electricidad ha permitido que la luz llegase a los hogares y se creasen fábricas y ciudades.
El fuego hoy en día se encuentra en los vehículos los cuales usan gasolina que queman para poder moverse.
También encontramos ejemplos de dicho aprovechamiento a través de la telefonía en donde todo es electricidad.
Se puede afirmar que hoy usamos el fuego para hablar en realidad cuando usamos un teléfono móvil o bien encendemos un computador.
Ese fuego se emplea para grabar cd-roms, dvds, y blue-rays mediante un láser insertado dentro que literalmente "quema" un soporte físico para escribir sobre el mismo. Literalmente, se graba a fuego como dice la expresión.
Esa expresión de grabar a fuego en parte puede provenir de la cita bíblica en donde Dios habló a Moisés a través de una zarza ardiendo cuando se encontraba retirado en el monte Sinaí o "monte de Dios".
Según narran esto textos sagrados, Dios escribió a fuego en piedra los diez mandamientos que serían en aquella época la Ley sobre la que se regirían aquellos pueblos. Sería lo que para nosotros hoy en día es la Constitución.
Como se puede observar se emplean esos símbolos en donde por mandato divino se trasladan a los hombres unas normas y leyes mediante el fuego de esa zarza ardiendo que simbolizaría a Dios y el conocimiento que da a los hombres, y mediante la grabación a fuego sobre piedra de dichos saberes.
El fuego como símbolo del saber y el conocimiento aparecen también en la mitología griega a través de Prometeo, que según esa mitología, desafiando a los dioses, proporcionó fuego a la humanidad.
Ese momento ha sido recogido en numerosas representaciones sobre todo en pintura. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en los techos de la biblioteca de Nueva York en donde se observa a este titán entregándonos una llama de fuego.
Fuego y conocimiento en este caso vienen a simbolizar prácticamente lo mismo y por eso, según narra dicha mitología los dioses castigaron de manera severa a Prometeo ya que detrás de todo ese conflicto se encontraba ya no solo el desafío sino el interés de que esa humanidad permaneciera en la oscuridad.
Sin embargo esta historia es totalmente contrapuesta a la narración bíblica antes mencionada en donde Dios en sí entrega ese conocimiento a un hombre.
Es éste un tema que cuanto más se profundiza en él más elementos en común tiene con otras mitologías y textos antiguos haciéndose eco de un hecho que tal vez más que histórico tiene un significado antropológico según quienes definamos como hombres y quiénes como dioses en ese conflicto.
A parte del fuego como ciencia y tecnología, el fuego también se ha usado como arma del modo más destructivo que se pueda uno imaginar. La persona igual que de lo mejor es capaz de lo peor. Así, en el caso de guerras y contiendas bélicas, el uso del fuego como método de destrucción masiva ha sido evidente.
El poder del fuego unido al desarrollo técnico y armamentístico fue parejo a todas las civilizaciones. Igual que la guerra y el conflicto entre pueblos fue siempre constante, este desarrollo bélico nos ha colocado en una posición muy peligrosa en donde se han ideado armas verdaderamente monstruosas.
Las peores armas que conocemos son las nucleares y atómicas las cuales tienen un poder de destrucción tal que acabaría en pocos minutos con la vida sobre La Tierra.
También aparece el fuego en los pasajes bíblicos referidos al carro de fuego de Elías, que ascendió a los cielos.
Igualmente en los textos sagrados antiguos de tradiciones hebraicas se describe con frecuencia al Arcángel San Miguel, que era jefe de los ejércitos de Dios, blandiendo una espada en llamas.
Y el fuego aparece de nuevo en el Génesis cuando se refiere a la expulsión de la Humanidad del paraíso. Se cita literalmente: "Expulsó al hombre, y puso delante del jardín de Edén los querubines y la llama de la espada flameante para guardar el camino del árbol de la vida."
Si nos fijamos vuelven a aparecer de nuevo los símbolos acerca del conocimiento y la mortalidad de la humanidad.
Fuegos eternos y fuegos de Celebración en la Religión.
No hay fecha en el calendario en donde no halla alguna celebración para conmemorar algo. Entre tradición y modernidad, han sobrevivido a nuestros días muchísimos ritos y celebraciones que son parte nuestra desde hace milenios.
El fuego está presente en toda clase de plegarias y peticiones, en el recuerdo de seres queridos, y personas que fueron importantes para nosotros. Mediante el uso de velas se mantiene viva la llama de un recuerdo para nosotros presente de esas personas o hechos en templos de las distintas religiones.
El fuego se emplea en estos ritos y tradiciones como elemento purificador. Desde un punto de vista antropológico y religioso significa purificación, renovación y renacimiento.
Como se mencionaba al comienzo, este fuego es el elemento central en la fase final de la vida en distintas culturas como la Vikinga u otras más antiguas en donde se quemaba al difunto en un acto simbólico de vuelta al origen, de regreso a la tierra mediante sus cenizas.
También como fuego purificador se prenden miles de hogueras en la noche de San Juan en un rito y tradición que celebra la noche más corta del año y así el día más largo en un reconocimiento de victoria frente a la oscuridad.
En dichas hogueras se trata de quemar todo lo malo, bien arrojando papeles escritos con aquello que nos dañó o quemando objetos diversos que para nosotros significa algo que debe desaparecer.
Vuelve así esta fiesta a renovar esa misma creencia del Ser Humano de hace milenios. Otra vez, el fuego, la noche, la luz y el día aparecen representados como iconos importantes.
Otra festividad justo seis meses después de la noche de San Juan es la festividad de Santa Lucía.
Ese día se celebra justo lo contrario aunque con el mismo propósito. Se festeja cómo los días comienzan a ser cada vez más largos en un pulso de la luz frente a la oscuridad de la noche de invierno en su tránsito hacia el verano.
Todos estos ritos y celebraciones se han incorporado a las nuevas religiones que fueron apareciendo. En este caso, la fiesta de San Juan y Santa Lucía son fiestas cristianizadas pero son anteriores al mismo cristianismo en varios milenios, aunque en su significado representen lo mismo, sólo que con personificaciones adaptadas a las épocas más recientes.
También en todas las religiones se encuentra presente el fuego como símbolo de purificación del alma en su tránsito hacia una vida eterna. Dicha purificación se logra a través de los fuegos eternos que hay en los infiernos.
Según estas religiones ese infierno es de purificación para las almas justas pero a la vez es de castigo eterno para aquellas condenadas en donde sufren tormento eterno por sus acciones en vida.
En prácticamente todas las culturas encontramos esos mismos arquetipos y creencias representadas en complejas mitologías presentes en Asia, Oriente medio, y Occidente.
Muy asociado a estos infiernos han estado siempre esos lugares geológicos en el planeta en que están presentes, mediante volcanes y fracturas en la tierra, las denominadas plutonías o bocas del infierno. Literalmente el magma y el fuego sale por allí debido a su proximidad en la corteza terrestre al magma.
Son muchísimos lugares en el planeta en donde se producen esta clase de anomalías y que con frecuencia son lugar de, en parte, peregrinaje y reflexión. En estos lugares más cercanos a las profundidades de la tierra, en un sentido esotérico, la energía va hacia abajo del mismo modo simbólico en que un difunto pudiera descender a los infiernos, para su juicio, en donde sería medida su alma.
Pero estos lugares son, desde una explicación esotérica, totalmente opuestos a los escogidos por eremitas y anacoretas que marchas a lugares de retiro para encontrar a Dios, o buscar la verdad de la vida y el universo. En estos sitios es posible permanecer durante años debido a que, también desde una explicación esotérica, la energía va hacia arriba inspirando y reparando por dentro al Ser.
Por eso, en un sentido simbólico, esos infiernos contrapuestos al paraíso, siempre se asociaron con lo que hay bajo nuestros pies, enterrado, y en la profundidad de la tierra como todos esos procesos volcánicos mencionados. Simbólicamente también representan nuestra parte irracional e inconsciente de nuestro ser y que nos acompaña evolutivamente desde que se tiene conciencia en un camino que continúa.
En la mitología estas encarnaciones señaladas lo hacen a través de Caronte, Perséfone, Hades, y Vulcano entre otros, todos ellos personajes asociados con la muerte, los infiernos y el tránsito hacia la otra vida en esa creencia universal.
El fuego también ha tomado otros significados asociados a representaciones cristianas. Es el caso del éxtasis de Santa Teresa en donde se ha representado en numerosas obras "la Transverberación", que consiste, según la Fé Católica, en la experiencia mística de contacto con Cristo.
En la pintura que se muestra a continuación se representa esta experiencia mediante un dardo del Serafín que atraviesa el corazón de la Santa con un fuego sobrenatural que la hace arder por dentro en sentido figurado. Dicha narración aparece en el capítulo 29 de la autobiografía de la Santa.
En este caso como se puede apreciar a veces el fuego se usa como representación en sí sagrada y divina al margen de un hecho físico.
Fuego físico y geológico
Frente a ese fuego eterno infernal relacionado con el subsuelo y la oscuridad, la pena y el castigo, aparecen con un significado totalmente contrapuesto con millones de estrellas que iluminan el firmamento y que se pueden considerar para nosotros como eternas, en donde son símbolo de conocimiento y eternidad.
Físicamente son también gigantescas bolas de fuego en donde se producen reacciones químicas de combustión y también nucleares de modo que su luz llega a todas partes del universo y también su calor como el de nuestro Sol.
En La Tierra desde un punto de vista físico y geológico, el fuego lo podemos encontrar en esos volcanes antes mencionados. También podemos encontrar el fuego de modo permanente en lugares donde, por procesos igualmente geológicos y químicos se desprenden gases, los cuáles alguna vez fueron prendidos tal vez por accidente y ya no hubo modo de apagarlos.
Cuando la costa turca actual estaba bajo del dominio griego en el pasado, ya eran conocidos muchos lugares místicos en donde emanaba fuego de la tierra mediante estos gases, durante todo el día y la noche.
Un ejemplo destacado es el situado en el Monte Quimera. Pero no es el único sitio. Hay muchos más situados en la península de Anatolia y en Azerbaiyán asociados geológicamente a yacimientos petrolíferos y donde se pueden encontrar esas emanaciones de gas que alguna vez se prendieron y arden desde hace varios milenios.
Estos lugares han tenido siempre una especial relevancia como sitios especiales en donde ponerse en contacto con los muertos y el más allá.
Chamanes, brujos y hechiceros emplearon estos lugares como oráculos en donde comunicarse con estos difuntos y espíritus acerca del futuro y el más allá.
En algunos de estos lugares se erigieron los templos del fuego para su adoración mediante ritos anteriores a las religiones conocidas hoy en donde, dentro de este folclore del fuego, se entendía como elemento protector.
Pero como se comentaba antes, son lugares de paso momentáneo y provisional, sitios distintos a esos otros que sirven para meditar y pensar. También las personas que están allí son diferentes desde un punto de vista esotérico, las cuales, como esos hechiceros de los que se hablaba, en esa fase de sus vidas, están entregados a intermediar entre esos dos mundos.
Otro caso de fuegos eternos asociados a la geología, en este caso a la minería, concretamente en Estados Unidos, se encuentra en una mina de carbón. Allí se produjo un incendio accidental hace décadas, un incendio que sigue ardiendo desde entonces por la combustión del carbón que hay en las paredes de la mina, sin poder apagarlo.
Otros fuegos son los rayos producidos en tormentas eléctricas los cuales saltan entre las nubes pero que también caen sobre el suelo con violencia. En numerosas ocasiones han provocado grandes incendios por todo el planeta desde hace millones de años.
También un meteoro que logra llegar al suelo se puede considerar como un tipo de fuego. En este caso, por fricción con la atmósfera terrestre en su entrada, los materiales de este tipo de rocas, pueden llegar al suelo a una temperatura de miles de grados, pudiendo incendiar todo a su paso.
Cuando estos meteoritos son de gran tamaño liberan una gran energía con su impacto sobre la superficie produciendo una explosión en forma de bola de fuego que arrasará todo a su alrededor.
Hay otros fenómenos físicos asociados al fuego en forma de efectos luminosos que tienen que ver con partículas solares, magnetismo y electricidad. Son el caso de las conocidas como auroras boreales producidas a miles de kilómetros de altura en la atmósfera.
En el mar todos los marinos, sobre todos los antiguos observaron con frecuencia y gran temor el conocido como fuego de San Telmo. Este fenómeno luminoso se producía sobre los aparejos metálicos en mástiles, velas y poleas en donde una luz blanquecina y verdosa queda allí sujeta como algo mágico.
Por superstición esos fuegos de San Telmo fueron casi siempre de mal augurio, sobre todo en una profesión tan peligrosa como la de marinero en donde había dificultades constantes.
En la actualidad se sigue produciendo el fenómeno además de en barcos en aeronaves debido a que se trata de algo parecido a las auroras boreales. Tiene que ver con las cargas eléctricas y el magnetismo.
Lejos del mar y más con los pies en la tierra surgen los conocidos como fuegos fatuos en los camposantos y que se relacionan con el fósforo de los huesos de difuntos cuando estos son movidos o bien se pisa sobre la tierra que los contuvo.
Esos fuegos fatuos fueron motivo en el pasado de numerosas leyendas, supersticiones e historias asociadas al mundo de ultratumba y los difuntos, debido a que se observaba en estos santuarios durante todo el año, pero con más frecuencia, en fechas de celebraciones importantes como la del día de los muertos, difuntos o día de Todos los Santos.
Todos eso fenómenos, más que de fuego se trata de efectos luminosos y que se pueden encontrar en la naturaleza como por ejemplo en rocas con propiedades especiales. Estas rocas primero reciben la luz solar, la contienen, y después en la oscuridad es emitida de nuevo en un rango visible del espectro.
También en la naturaleza encontramos numerosos casos en vegetales y animales como son luciérnagas, algas termo-luminiscentes, y peces abisales los cuales emiten mediante procesos químicos y eléctricos, luz propia.
El fuego es por tanto algo que estuvo junto a nosotros desde siempre desde nuestra creación, con más lecturas positivas que negativas, y que ha esculpido la civilización actual y otras pasadas, tal y como las conocemos hoy.
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"Ardiendo el hogar te espera,
que con su calor clemente
lanzará el hielo y cansancio
que tus miembros entorpecen;
y luego, aunque en pobre lecho,
mientras que plácido duermes,
la alma paz, la inocencia
velarán por defenderte,
hasta que el naciente día
con sus rayos te despierte ..."
JUAN MELÉNDEZ VALDÉS
Poesías ( Romance XXXIV - La tarde - estrofas 205 a 214) ................................................................................................................................
"Artículo dedicado a todas las personas que trataron de hallar Verdad en sus vidas"
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autor del artículo:
Jesús Pablo Alonso García
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